La difteria es una infección causada por la bacteria Corynebacterium
Diphtheriae.
Puede ser leve o grave o puede no presentar síntomas o empeorar lentamente.
Se propaga fácilmente, ya que de estar cerca o en el momento del estornudo o tos de una persona infectada es muy probable contraer esta enfermedad. Para conocer si usted la padece es importante conocer esta información.
Los síntomas y signos aparecen poco a poco después de haber sido expuesto al
agente patógeno, se empieza por lo siguiente
- Dolor de garganta
- Fiebre
- Escalofríos
- Babeo
- Coloración azulada de la piel
- Secreción nasal acuosa y con sangre
- Problemas respiratorios: dificultad para respirar y sonidos raros durante la respiración
- Úlceras en la piel
Cuando la difteria se dificulta más, la bacteria genera una toxina que da lugar a una espesa placa gris o blanca en el fondo de la garganta.
Esta bloquea las vías respiratorias, dificulta la respiración o la deglución y también puede provocar una tos seca. La hipertrofia de los ganglios linfáticos puede causar la hinchazón de una parte del cuello.
Es recomendable que al notar esta masa gris acuda de inmediato a un laboratorio para hacer un estudio y comprobar que está infectado, para así comenzar el tratamiento. Estas pruebas incluyen:
- Tinción de Gram para identificar la bacteria
- Análisis de la toxina
- Electrocardiograma (ECG)
Las posibles consecuencias que trae consigo la liberación de esa toxina es que puede causar complicaciones como inflamación y lesión del miocardio, inflamación de los nervios y problemas renales o trastornos hemorrágicos por caída del nivel de plaqueta, debido a que la toxina ingresa al torrente sanguíneo e invade al organismo poco a poco. Las lesiones del miocardio pueden provocar alteraciones del ritmo cardíaco e inflamaciones de los nervios que a veces desembocan en parálisis. En este caso, si el corazón se ve afectado, la persona puede morir.
También, en algunos casos, la difteria también pude infectar la piel y provocar lesiones cutáneas